Hoy hemos tenido el privilegio de entablar un diálogo y una enriquecedora conversación con estudiantes del distrito de Cayma para conmemorar los 200 años desde el fallecimiento de una figura destacada en nuestra localidad. Juan Domingo Zamácola Jáuregui, quien fungió como párroco de la iglesia de San Miguel Arcángel de Cayma desde 1778 hasta 1823, dejó un legado invaluable en la historia de Arequipa y del Perú durante finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Su vida y obra merecen ser reconocidas y valoradas en nuestra comunidad.
Don Juan Domingo, un personaje ilustre y trascendental, destacó por su amplio conocimiento en áreas como geografía, agronomía, ingeniería y planificación urbana. Fue responsable de llevar a cabo la reconstrucción y reorganización del pueblo de Cayma, así como de su majestuoso templo. Además, desempeñó un papel crucial en la fundación del templo de Socabaya y en la organización de sus habitantes. Su influencia también se extendió como consejero de clérigos de diversas jerarquías y asesor del intendente Antonio Álvarez Jiménez.
El legado de Don Juan Domingo Zamácola Jáuregui ha dejado una huella perdurable en la cultura de nuestra ciudad. Hoy, al conmemorar su memoria, nos unimos para valorar su incansable labor y su valiosa contribución al desarrollo de nuestra comunidad.